Ese cartel que te ha impactado.
¿Cuántas veces, caminando por la calle, hemos visto un cartel y hemos pensado que quedaría genial en nuestro cuarto? ¡Venga, admitidlo! Más de uno de vosotros seguro que habéis intentado despegar uno, con el mayor cuidado posible, para llevároslo a casa. Pero admitámoslo, pocas veces eso ha salido bien.
El principal objetivo de cada cartel es informar y comunicar un mensaje. Pero hoy en día esto ya no es suficiente. Digamos que un cartel tiene que llamar la atención. En palabras de la calle, el cartel tiene que «partir cuellos». Esto quiere decir que cuando pasemos por delante del cartel no podamos dejar de mirarlo.
Es imprescindible que el cartel nos cree interés por algo, ya sea una exposición o un concierto.
Para la creación de este interés, en primer lugar, es primordial decidir bien el contenido. Un cartel no debe contener una elevada cantidad de información, diríamos que más vale la calidad que la cantidad. En segundo lugar, debemos de organizar los elementos de la manera más visual posible.
Y finalmente, es importante hacer un estudio previo sobre la ubicación del cartel. Aunque este parezca un paso fácil, no lo es, de hecho, es una de las partes más difíciles en cuanto a cartelería se refiere.
¡OJO! No descuides la estética y la calidad de los carteles. Debes tener en cuenta que probablemente estén colocados en la calle, expuestos a multitud de factores externos.
Como siempre decimos; la cartelería, en un contexto donde las nuevas tecnologías y el formato digital están en auge, no debe ser una estrategia de Marketing aislada. Los carteles deben estar integrados en la estrategia corporativa de Marketing y en su Marketing Mix, pero sin lugar es una fuente de ventaja competitiva que te ayudará a reforzar tu imagen de marca.
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